Nabucco es una ópera en cuatro actos con música del compositor Giuseppe Verdi y libreto de Temistocle Solera, basada en el Antiguo Testamento y la obra Nabuchodonosor de Francis Cornue y Anicète Bourgeois. Fue estrenada el 9 de marzo de 1842 en La Scala de Milán. En España se estrenó en 1844, en el Teatro de la Santa Cruz de Barcelona.
Fue compuesta en un período particularmente difícil de la vida del compositor. Su esposa y dos pequeños hijos habían muerto poco tiempo antes y Verdi había prácticamente decidido no volver a componer. El libreto de Nabucco llegó a sus manos casi de casualidad. La composición emprendida casi a regañadientes dio como resultado una obra que cautivó a toda Italia. En el estreno, el papel de Abigaille fue interpretado por Giuseppina Strepponi, quien se convertiría en compañera sentimental y luego esposa de Verdi.
Sinopsis:
Acto I:
Los hebreos se han refugiado en el templo de Salomón para pedir protección a su Dios ante la inminente llegada de las tropas babilónicas capitaneadas por su rey Nabucco. Zaccaria intenta reconfortarles pues Fenena (la hija legítima de Nabucco) está en su poder y puede servir de garantía ante el invasor. Ismaele ama a Fenena y está dispuesto a salvarla. Llegan los babilónicos precedidos por la agresiva Abigaille (hija ilegítima de Nabucco) en busca de Ismaele al que ama y le ofrece la libertad pero este prefiere seguir la suerte de los demás hebreos. Aparece Nabucco y Zaccaria amenaza a Fenena con un puñal pero Ismaele detiene su acción. Nabucco y Abigaille, enfurecidos, animan a los soldados al saqueo mientras Zaccaria y el pueblo hebreo maldicen a Ismaele.
Acto II:
En Babilonia, Abigaille se ha hecho con un documento por el que se demuestra que ella es descendiente de la relación de Nabucco con una esclava. Su ira es creciente ya que Nabucco ha dejado como regente a Fenena. El gran sacerdote de Belo y otros secuaces, animan a Abigaille a que se apodere del trono ya que Fenena ha decretado la libertad de los hebreos. A tal fin han preparado la muerte de Nabucco en combate. Zaccaria acoge a Fenena en el seno de la religión hebraica e Ismaele pide en vano perdón siendo declarado maldito por los levitas. Abdallo trae la noticia de que Nabucco ha muerto y el pueblo recibe a Abigaille como la nueva reina de Babilonia. Cuando ésta quiere arrancar la corona de la cabeza de Fenena, entra precipitadamente Nabucco con sus soldados fieles, maldiciendo a los que lo han traicionado. Pone la corona sobre su cabeza afirmando que él más que rey, es un dios. De pronto un rayo le arranca la corona y el rey se desploma aterrorizado.
Acto III:
Abigaille se ha hecho con el trono de Babilonia y está a punto de ordenar la muerte de Fenena y de los hebreos. Nabucco ha perdido la razón y en vano intenta sustraerse a las influencias de Abigaille pues quiere que firme las sentencias de muerte. En un momento de lucidez le recuerda sus orígenes y sólo logra encender aún más la ira de la ardorosa guerrera que destruye el documento revelador de su nacimiento bastardo. En su prisión de la ribera del Éufrates, los hebreos recuerdan con nostalgia su lejana patria y Zaccaria les anima asegurándoles una inmediata libertad.
Acto IV:
Encerrado en una sala del palacio, Nabucco se halla preso de la desesperación. Pero recupera la razón al escuchar la marcha fúnebre que acompaña a Fenena y a los hebreos hacia el sacrificio. Se vuelve hacia el dios hebreo e implora su ayuda. Se presenta Abdallo con otros soldados fieles y Nabucco abandona su encierro en posesión ya de toda su lucidez.
Zaccaria bendice a Fenena quien, feliz, invoca a la muerte como liberadora de todos sus sufrimientos. Pero Nabucco acude en ayuda de su hija y reconoce el poder del dios de Israel. Abigaille se ha envenenado y llega moribunda implorando perdón.
+ Sobre Nabucodonosor II
+Información:
A continuación les dejamos un relato dictado por el propio Verdi a Michele Lessona, fue publicado en su libro “Querer es poder” en 1876 y en otro relativamente semejante a Giulio Ricordi en 1879, también de carácter autobiográfico. Quizá es el relato más conocido de Verdi, en el que hace entrar a Nabucco en la leyenda.
“Yo estaba muy deprimido y ya no pensaba en la música, cuando una noche de invierno, al salir de la galería De Cristoforis, me encontré por casualidad con Merelli, que se dirigía al teatro. Nevaba copiosamente. Me tomó del brazo y me invitó a acompañarlo a su oficina de La Scala. Mientras caminábamos, conversamos, y me contó que tenía muchos problemas con una nueva ópera que debía estrenar. Se la había encargado a Nicolai pero a éste no le había gustado el libreto.
>Imagínate- me dijo Merelli- un libreto de Solera, ¡magnífico, extraordinario, sublime! ¡Con situaciones dramáticas eficaces y hermosos versos! Y ese cabeza dura no quiere saber nada y ¡dice que el libreto es imposible! No sé como hacer para encontrar otro libreto ahora.
>Yo te sacaré del apuro- le dije- ¿No habías mandado escribir Il Proscritto para mí? No escribí ni una nota: lo pongo a tu disposición.
>¡Oh que suerte! Te lo agradezco.
Siempre hablando, llegamos al teatro. Merelli llamó a Bassi, que era al mismo tiempo poeta, director de escena, portero, bibliotecario, etc. y le pidió que buscara inmediatamente en los archivos algún ejemplar de Il Proscritto. Lo encontró. Pero, mientras tanto, Merelli tomó otro manuscrito y exclamó, mostrándomelo:
>Mira, este es el libreto de Solera. ¡Tener semejante tema y rechazarlo! Toma. Léelo.
>¿Qué quieres que haga con esto? ¡No, no, no tengo ganas de leer libretos!
>Vamos, no te hará ningún mal. Léelo, y luego me lo devuelves.
Y me entregó el manuscrito. Era muy voluminoso y estaba escrito en grandes caracteres, como se hacía en esa época. Lo enrollé, me despedí de Merelli y regresé a mi casa. Mientras caminaba, me sentí invadido por una indefinible tristeza, mi corazón estaba lleno de angustia. Llegué a mi casa y arrojé el manuscrito sobre la mesa casi con rabia. Al caer, se abrió sólo y, sin saber como, mi mirada cayó sobre la página abierta y leí lo siguiente: “Va, pensiero, sull’ali dorati (vuela pensamiento, con alas doradas)”. Leí los versos que seguían y me causaron una fuerte impresión, sobre todo, porque parafraseaban a la Biblia, una lectura que siempre me deleitó. Leí un pasaje, leí dos, y luego, siempre con la firme intención de no escribir nada, hice un esfuerzo para dominarme, cerré el manuscrito y me fui a acostar. ¡Pero Nabucco me daba vueltas en la cabeza! No me podía dormir. Me levanté, leí el libreto, no una vez sino dos o tres veces, de manera que a la mañana puede decirse que sabía de memoria el libreto de Solera. A pesar de esto, no había cambiado de idea, y ese día fui al teatro para devolverle el libreto a Merelli.
>Imagínate- me dijo Merelli- un libreto de Solera, ¡magnífico, extraordinario, sublime! ¡Con situaciones dramáticas eficaces y hermosos versos! Y ese cabeza dura no quiere saber nada y ¡dice que el libreto es imposible! No sé como hacer para encontrar otro libreto ahora.
>Yo te sacaré del apuro- le dije- ¿No habías mandado escribir Il Proscritto para mí? No escribí ni una nota: lo pongo a tu disposición.
>¡Oh que suerte! Te lo agradezco.
Siempre hablando, llegamos al teatro. Merelli llamó a Bassi, que era al mismo tiempo poeta, director de escena, portero, bibliotecario, etc. y le pidió que buscara inmediatamente en los archivos algún ejemplar de Il Proscritto. Lo encontró. Pero, mientras tanto, Merelli tomó otro manuscrito y exclamó, mostrándomelo:
>Mira, este es el libreto de Solera. ¡Tener semejante tema y rechazarlo! Toma. Léelo.
>¿Qué quieres que haga con esto? ¡No, no, no tengo ganas de leer libretos!
>Vamos, no te hará ningún mal. Léelo, y luego me lo devuelves.
Y me entregó el manuscrito. Era muy voluminoso y estaba escrito en grandes caracteres, como se hacía en esa época. Lo enrollé, me despedí de Merelli y regresé a mi casa. Mientras caminaba, me sentí invadido por una indefinible tristeza, mi corazón estaba lleno de angustia. Llegué a mi casa y arrojé el manuscrito sobre la mesa casi con rabia. Al caer, se abrió sólo y, sin saber como, mi mirada cayó sobre la página abierta y leí lo siguiente: “Va, pensiero, sull’ali dorati (vuela pensamiento, con alas doradas)”. Leí los versos que seguían y me causaron una fuerte impresión, sobre todo, porque parafraseaban a la Biblia, una lectura que siempre me deleitó. Leí un pasaje, leí dos, y luego, siempre con la firme intención de no escribir nada, hice un esfuerzo para dominarme, cerré el manuscrito y me fui a acostar. ¡Pero Nabucco me daba vueltas en la cabeza! No me podía dormir. Me levanté, leí el libreto, no una vez sino dos o tres veces, de manera que a la mañana puede decirse que sabía de memoria el libreto de Solera. A pesar de esto, no había cambiado de idea, y ese día fui al teatro para devolverle el libreto a Merelli.
>Es hermoso ¿no?- me dijo
>Muy hermoso
>Bueno, entonces ponle música
>Ni por todo el oro del mundo. ¡No quiero saber nada!
Mientras yo decía esto, él tomó el libreto y lo puso en el bolsillo de mi abrigo, me tomó por los hombros y, con un empujón, me arrojó fuera de su oficina, me cerró la puerta en las narices y dio dos vueltas de llave. ¿Qué hacer? Volví a mi casa con Nabucco en el bolsillo. Un día, un verso, al día siguiente, otro verso, en otro momento, una frase, y poco a poco compuse la ópera”.
>Muy hermoso
>Bueno, entonces ponle música
>Ni por todo el oro del mundo. ¡No quiero saber nada!
Mientras yo decía esto, él tomó el libreto y lo puso en el bolsillo de mi abrigo, me tomó por los hombros y, con un empujón, me arrojó fuera de su oficina, me cerró la puerta en las narices y dio dos vueltas de llave. ¿Qué hacer? Volví a mi casa con Nabucco en el bolsillo. Un día, un verso, al día siguiente, otro verso, en otro momento, una frase, y poco a poco compuse la ópera”.
Extractos de Wikipedia y del blog T.O. de Verdi
Libreto: Italiano-Español
Partitura: PDF-Score
Discografia:
Director: Cantantes: Coro: Orquesta: Casa: CD: Año: | Vittorio Gui Gino Bechi, Maria Callas, Gino Sinimbreghi, Luciano Neroni, Amalia Pini.. Teatro San Carlo de Nápoles Teatro San Carlo de Nápoles MELODRAM (26029) 2 (ADD) 1949 |
Director: Cantantes: Coro: Orquesta: Casa: CD: Año: | Riccardo Muti Matteo Manuguerra, Renata Scotto, Veriano Luchetti, Nicolai Ghiaurov, Elena Obraztsova. Ambrosian Opera Chorus Philharmonia EMI (7-474888) 2 (ADD) 1978 |
Director: Cantantes: Coro: Orquesta: Casa: CD: Año: | Giuseppe Sinopoli Piero Cappuccilli, Ghena Dimitrova, Plácido Domingo, Evgeny Nesterenko, Lucía Valentini Terrani. Ópera Alemana de Berlín Ópera Alemana de Berlín DG (4105122) 2 (DDD) 1983 |
aLGUIEN SABE DONDE PUEDO ENCONTRAR EL hIMNO DE LOS PARMESANOS?
ResponderEliminarBella melodía Divina. Lo que lamento es que no se use el Nombre Divino: JEHOVAH (YHWH)y se sustituya por el título "Señor". De verdad se necesita valor para usarlo y pronunciarlo como lo hizo G. Verdi. En la letra original sí utiliza Jehová no el título Señor. Gracias por permitirme hacer este comentario. Saludos desde México.
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